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Los Bailarines Urbanos Luchan por sus Sueños

Las oportunidades son escasas

 

José Alonso, Victoria y Rony son bailarines. Diariamente salen a las calles y paralizan las principales avenidas del Centro de Lima. Aprovechan la luz roja del semáforo para deleitar al público con impresionantes pasos de marinera.

“Nosotros somos artistas, llevamos esta y otras danzas en la sangre. Es nuestra pasión manifestar nuestra cultura de esta forma,” sostiene José. Junto a sus compañeros, José baila sobre el pavimento al ritmo de cajón, tambor y saxofón.

A Victoria le reconforta bailar junto a sus mejores amigos. Es una experiencia que la enriquece como artista. Rony cuenta que baila para olvidar sus problemas, como una especie de terapia. José, por otro lado, considera a la marinera como un medio para profesionalizarse en la danza.

En un buen día, Rony, Victoria y José pueden ganar hasta 70 soles entre los tres. «Hay personas que les gusta mirar, o que vienen y te felicitan. No es necesario que nos den dinero. A veces basta la palabra de aliento que nos brindan como ‘oye bailas muy bonito’, o ‘no lo dejes de hacer’, eso sí nos reconforta bastante,” cuenta José.

En las calles Limeñas también hay otra clase de bailarines. Pablo y David siempre tuvieron deseos de superación. Desde los 14 años practicaban pasos de break dance y, al adquirir destreza, se animaron a bailar en las principales avenidas. Eso les permitía ganar dinero y solventar sus estudios.
 
 

 
En un principio Pablo y David eran rivales. Pertenecían a distintos grupos de baile y cada uno competía por ser el mejor. Gracias al apoyo de la Municipalidad de Villa El Salvador, ahora ambos dan clases a otros chicos que aspiran en aprender el break dance.

Otro caso es el de Luis, quien practicaba k-pop en el Parque Castilla de Lince. Con el tiempo se hizo amigo de varios muchachos que también practicaban allí. No importaba la edad o el género, ya que su pasión por el baile urbano los unía. “Cada uno de nosotros tiene una vida y realidad distinta, sin embargo muchos soñamos con ser grandes bailarines,” afirmó Luis.

El parque Castilla es el lugar donde Luis y sus compañeros ensayan. “En un principio nos miraban raro, pensaban que éramos unos revoltosos, pero ahora no todos nos miran así, los serenos no nos votan..” sostiene Luis.

Sin embargo, una ordenanza municipal les impidió continuar sus ensayos. El reglamento distrital prohíbe la aglomeración pública ya que esto podría afectar la vegetación del parque. Los vecinos se quejaron que dicha medida iba en contra de la recreación y el esparcimiento.

«Semilla Crew» en Villa María del Triunfo



 
Aunque las oportunidades son escasas, los artistas de la danza sueñan con ser reconocidos. Por ello muchos aspirantes acuden a casting televisivos. Existen casos admirables de persistencia y triunfo como el de Luis Sánchez.

Luis Sánchez aprendió sus primeros pasos de baile en las calles de Villa María del Triunfo. El popping es su especialidad, y su talento le llevó a ser parte de la academia D1 de Vania Masías y la Escuela de Talentos de Maricielo Effio.

Luis participó en programas como Desafío y Fama VIP. Cuando Luis se enteró que iba ser papá, decidió dejar el baile. Se dedicó al oficio de la metalurgia en la mina de la Oroya. Esto le generó una fuerte depresión, ya que no hacía lo que le apasionaba. Los problemas con la madre de su hija agravaron su situación. Entonces emigra a los Estados Unidos.

Tiempo después, Luis se armó de valor y empezó a juntar dinero para regresar al mundo de la danza. Al volver a Lima, asume la dirección de “Semillas Crew,” que es una asociación de jóvenes bailarines de Villa María del Triunfo. El grupo creó una innovadora coreografía de ritmos peruanos que se hizo viral en las redes sociales.

Luis asegura que es importante valorar nuestra música. Esto lo aprendió en los EE.UU. “Uno se vuelve más peruano cuando está lejos… Valoras más tus costumbres. Cuando estaba afuera como lloraba al escuchar nuestra música. ..Cuando regrese a Lima, decidí unir al grupo, es ahí donde nace “Semilla Crew,” afirma Luis Sánchez.

Los bailarines de «Semilla Crew» participaron del 5to Festival Internacional de Culturas Urbanas “Pura Calle 2016” que se realizó en Lima. Presentaron una coreografía de ritmos peruanos (“Niña chay” y el vals “Regresa”) y obtuvieron el primer puesto. Posteriormente fueron condecorados por el Congreso de la República.

Vania Masías y sus «Angeles de Arena»



 
Vania Masías, licenciada en Administración, estudió ballet desde muy pequeña. Aunque le parecía aburrido en un inicio, luego se dió cuenta que la danza era su pasión.

Vania presenció en carne propia la injusticia social en el país. Sus experiencias le generaron una solidaridad por aquellos que no gozaron de las oportunidades que ella tuvo. Luego de residir en el extranjero por un tiempo, Vania se concentró en un sólo objetivo: hacer que la danza fuera una profesión para todos quienes la amen como ella.

Al fundar su escuela «Los Angeles de Arena» se apoyó en programas sociales que pudieran financiarla. Aquello le permitió brindar becas a niños y jóvenes para que puedan profesionalizarse en esta carrera. Apoyada por las empresas Repsol YPF y Scotiabank, Vania logró contratar maestros de la talla de Leslie Feliciano, coreógrafa de Alejandro Sanz, Paulina Rubio y Miguel Bosé.

El Ministerio de Cultura incentiva la danza a los niños y adultos. El taller “Súmale arte a tu verano” ofrece clases de baile de salón, ballet, danza afroperuana, marinera norteña como también danza árabe, hip hop y salsa. Pero Vania asegura que nos falta mucho por mejorar.

“Se necesita un desarrollo económico asociado con toda una gestión de educación. Si no hay desarrollo económico, el profesional que se gradúa como músico o bailarín no tendrá trabajo. Urge generar empleo para ellos. La educación es fundamental. En todas partes del mundo hay escuelas de baile gratuitas, pero en el Perú no hay muchas,” afirma Vania.
 
 

 
José Luis “Pachi” Delgado es experto en hacer piruetas y acrobacias en el aire. Un día Pachi saltaba las cebras del crucero peatonal alrededor de la Plaza Grau cuando Vania Masías lo vió por primera vez.

Pachi, como lo conocen sus amigos, logró pasar una audición en la Asociación Cultural Ángeles D1. Aquello le permitió participar en el Festival de Coreógrafos en el Manhattan Movement and Arts Center de Broadway.

“Cuando hablábamos de ir a New York me parecía increíble. Vania decía que sería en unos diez años. Pero de pronto nos dijo que nos íbamos dentro de unos meses”, sostuvo José Luis.

William Mendoza «el Chino» nunca se imaginó llegar a New York para mostrar su talento. En su modesto Mi Perú, en Ventanilla, empezó ensayando danza folclórica, para luego aprender hip hop y k-pop, géneros que estaban calando importancia.

Al terminar la secundaria, William sabía que dedicarse al baile era un sueño utópico. Trabajó como mozo y ayudante en una videotienda. Las ganancias que obtuvo lo invertía en videos musicales, que los usaba para aprender pasos de baile. Sus amigos lo animaron a presentarse en una audición del proyecto de Vania Masías. Al lograr pasar, se sintió esperanzado a que al fin su sueño se hiciera realidad.

William ya tiene una meta cumplida. Se ha trazado otras, como el llegar a ser director artístico. Sin duda, su persistencia y esfuerzo han valido la pena.

Vania Masías asegura que en un futuro este arte podría ser un negocio rentable. La población no sólo quiere aprender a bailar, sino también ejercitar el cuerpo. Muchos están abandonando los gimnasios por las escuelas de baile.

Para un bailarín profesional las academias son un forma de generar ingresos. Un profesor de baile puede ganar de 60 a 80 soles por hora. Además de dar clases, también participan en eventos artísticos, en los cuales podrían ganar entre 150 a 200 soles. Si participan de un elenco teatral o musical se les recompensa por el valor de la taquilla, alrededor de tres mil soles al mes.

Si alguno desea emprender una escuela de baile se necesita un local con espejos y de piso liso para realizar piruetas y volteretas. El alquiler mensual oscila entre mil ochocientos a ocho mil soles dependiendo de la zona.

Las academias D1 Dance y la Asociación Cultural Angeles D1 de Vania Masías y Esceni-k de Tati Alcántara son las más conocidas en Lima. Otra academia popular es el MALI, el Centro Cultural Linaje Peruano o el Centro de Música y Danza de la Pontificia Universidad Católica del Perú.𝔖

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Por Maya Morales Palomino

Además de diseñadora de modas, soy periodista de profesión. Tengo una intensa pasión por la escritura, orientada a revelar la realidad tal como debe ser.