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La Marcha de los Cuatro Suyos

La marcha más multitudinaria en la Historia Peruana

 

En 1996, Alberto Fujimori estableció su perpetuidad en el poder promulgando la ley 26657, llamada “Interpretación Auténtica de la Constitución.” Esta ley fue establecida para que Fujimori postulase por tercera vez a la Presidencia de la República.

Bajo la Constitución de 1993 que el Fujimorismo promulgó, el presidente sólo podía participar en dos comicios electorales continuos. Sin embargo, Fujimori argumentó que al haber sido elegido en 1990, aún seguía vigente la constitución de 1979. Ello permitía que su postulación en el 2000 sea considerada como una primera reelección.

Un año después de establecida la ley 26657, el Tribunal Constitucional manifestó que ésta era inconstitucional. Sin embargo, el oficialismo fujimorista logró mantenerla destituyendo a los miembros de este tribunal.

En el 2000, los rumores de un futuro fraude en las elecciones eran muy fuertes. Los miembros de los partidos de oposición manifestaron su inconformidad ante la reelección de Fujimori. Pese a ello, la participación del presidente no fue impedida.

Un mes antes de las elecciones, Fujimori y Alejandro Toledo encabezaban las encuestas electorales. El 09 de Abril se llevaron a cabo las elecciones, dando en un primer momento como ganador al candidato del partido “Perú Posible”. Pero sorpresivamente, diez minutos después, los resultados favorecieron a Fujimori.

Los gritos de fraude no se hicieron esperar, ocasionando que Toledo desista de participar en la segunda vuelta de esta contienda. La renuncia de Toledo favoreció a Fujimori, quien salió victorioso de estas elecciones. Las elecciones fueron supervisadas por observadores internacionales, quienes rechazaron a Fujimori como Presidente del Perú.
 
 

 
Alejandro Toledo y los miembros de la oposición querían dar a conocer la gravedad de la situación. Fue así como hicieron un llamado a todos los partidos de oposición, asociaciones, sindicatos, universidades y pueblo en general, a ser parte de esta lucha.

La participación de la población no se hizo esperar. En esta época, protestas de este tipo generaban cierto temor en la población, por las represalias que el gobierno podía tomar. Sin embargo, la grave situación que se vivía hizo que los temores se dejaran de lado.

Finalmente, Alejandro Toledo convocó a la población para realizar una marcha pacífica, cuya concentración se iniciaría el 25 de julio. La manifestación fue denominada “Marcha de los cuatro suyos”, pues hacía referencia a los cuatro puntos cardinales del Imperio Incaico.

La convocatoria congregó a cerca de 200 mil personas de la capital y más de miles provenientes de otras regiones del país, quienes llegaron días antes de la concentración para organizarse y unirse a las demás delegaciones. Muchos de ellos fueron alimentados y albergados por las madres de los comedores populares, quienes prepararon ollas comunes para la gente que llegaba de sus remotas comunidades.


¿Juráis hacer todo esto para que en la Patria nuestra los niños volvamos a sonreír sin temor y los viejos, a llevar su ancianidad sin dolor?-Lucía Arias Urízar


El 25 de julio, una enorme masa de peruanos ya estaba concentrada en la capital. El primer objetivo fue marchar hacia el Congreso para apoyar a los parlamentarios de la oposición, quienes buscaban una moción de vacancia presidencial.

El día 26, un grupo de mujeres vestidas de negro se concentraron en la Plaza Bolognesi. Ese mismo día un grupo de manifestantes planearon llegar a los alrededores del Congreso de la República. Súbitamente, estos planes fueron cambiados para el día 27. Esta acción permitió que el oficialismo procediera a plantear una estrategia, la cual era establecer una Mesa directiva que buscaría evaluar la situación política de la época.

Para el día 27, el publicista Alfonso Salcedo organizaba una marcha a las 4 de la tarde. Esta concentración había alcanzado mucha expectativa entre los asistentes.

La distribución de las agrupaciones estaba muy organizada. Se habían destinado las avenidas Wilson con Paseo Colón, Roosevelt, Bolivia y la Plaza Manco Cápac, para el ingreso de las agrupaciones que se concentraron en el frontis del Palacio de Justicia, donde se realizaría un mitin que reuniría a algunos líderes democráticos, entre ellos el ex-presidente argentino Raúl Alfonsín y el líder de Perú Posible, Alejandro Toledo.
 
 

 
Se erigieron pequeñas carpas que simulaban ser una especie de tambo, que permitían a los manifestantes de provincia pasar la noche. Los medios de comunicación nacionales e internacionales pronosticaron que esta sería la manifestación más multitudinaria en la Historia Peruana.

Luego del discurso del líder de Perú Posible, esta protesta continuó con una vigilia a la que se bautizó con el nombre de “Noche Buena de la Patria”.

Paralelamente, una niña de once años sobre una tarima colocada frente al Palacio del Poder Judicial, pronunciaba esta frase: ‘¿Juráis hacer todo esto para que en la Patria nuestra los niños volvamos a sonreír sin temor y los viejos, a llevar su ancianidad sin dolor?’

Lucía Arias Urízar era una escolar del colegio Héctor de Cárdenas. Al pronunciar esta frase ante los miles de asistentes de la marcha, Lucía vestía sobre su cuerpo la bandera peruana.

“Me quedé sin aire, se me fue la voz por completo. Pero me dieron agua y un poquito de pisco, y con eso se me pasó”, asegura Lucía, quien entonces era una niña.
 

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El objetivo de la marcha se estaba cumpliendo, seguir congregando gente a unirse a esta lucha. Este hecho llevó a que el gobierno convocara a un número considerable de policías para aparentemente resguardar el orden de la manifestación.

Mientras tanto, Alberto Fujimori convocaba a las fuerzas militares para resguardar las calles, en caso de que surgieran actos de vandalismo. Los militares se aglomeraron en los alrededores del Centro de Lima. El oficialismo no cesaba en denunciar que esta marcha tenía vínculos pro senderistas, empañando así la valentía de quienes marchaban por la democracia.

El caos se desató el 28 de julio. El ex asesor presidencial Vladimiro Montesinos infiltró entre los protestantes un grupo de desalmados, que no dudaron en saquear edificios públicos, y atacar a la policía y los manifestantes. Aquel incidente se suscitó entre el jirón Lampa y la avenida Emancipación, donde los manifestantes fueron dispersados con chorros de agua. Pese a ello, la gente continúo avanzando rumbo al Palacio de Gobierno y el Congreso de la República.
 
 

 
Fue entonces cuando la violencia se desató en el local del Banco de la Nación, el cual se empezó a incendiar. El incendio ocasionó la muerte de seis trabajadores de esta entidad bancaria. Este caso pasó a ser investigado, y se determinó la vinculación y culpabilidad del ex asesor, Vladimiro Montesinos.

Según las investigaciones realizadas por las autoridades judiciales, este fue un plan desarrollado por el servicio de inteligencia, a fin de irrumpir en el buen desarrollo de esta protesta.

“Durante el juicio se mostraron evidencias de la responsabilidad del gobierno de Fujimori, pero el Poder Judicial sólo ha condenado a Montesinos y a algunos altos oficiales de la Policía Nacional por delitos contra la seguridad pública y peculado, mas no por homicidio”, asegura la viuda de Víctor Miranda, uno de los fallecidos en el incendio del Banco de la Nación.

Hasta las cuatro de la tarde del 28 de julio, algunos manifestantes lanzaron bombas al interior del edificio del Palacio de Justicia y el ex Ministerio de Educación.

El periodista Edmundo Cruz sostuvo que existió un alto nivel de perversión en los métodos de sabotaje empleados por el SIN (Servicio de Inteligencia). Cruz asegura que una cantidad importante de efectivos policiales se hospedaron e infiltraron como civiles en los lugares cercanos a los incidentes del día 28.

Montesinos sólo fue sentenciado a 10 años de pena privativa de la libertad, pese a los 30 años determinados por el Ministerio Público, por el delito contra la seguridad pública.

Por otro lado, el ex presidente Fujimori manifestó su indignación por el vandalismo suscitado, atribuyéndolos a la irresponsabilidad de los organizadores de la marcha.

El 29 de julio, el gobierno llevó a cabo la parada militar a puertas cerradas, a fin de evitar que se repitiera la violencia manifestada el día anterior.

Con el correr de los días, el pueblo mantuvo el objetivo de preservar y luchar por la democracia. A esta instancia, se percibió que los fujimontesinistas podían ser derrotados. Esta coyuntura permitió que el régimen fujimorista, al verse debilitado, cayera meses después. En Noviembre del 2000, Fujimori renunció a la presidencia enviando un fax desde Japón.

Casi dos décadas después, la Marcha de los Cuatro Suyos se ha convertido en un paradigma para las futuras generaciones de Peruanos. El recuerdo de la Marcha prevalece para demostrar que, a pesar de nuestras diferencias, los peruanos poseemos el espíritu de unión y lucha para enfrentar al autoritarismo y la corrupción política que siempre estarán al acecho.𝔖

Por Maya Morales Palomino

Además de diseñadora de modas, soy periodista de profesión. Tengo una intensa pasión por la escritura, orientada a revelar la realidad tal como debe ser.